miércoles, 8 de agosto de 2012

Una de bandoleros




Bandoleros, petardos y comediantes

HÉCTOR MUÑOZ. Málaga
8 de agosto 2012

Reeditado 15 de octubre 2018


Ríanse de las tracas y mascletás levantinas. Agosto de 1983. Fiestas patronales en El Burgo, pueblo serrano de la provincia de Málaga. Es el día grande. Toda clase de petardos y cohetes estallan estruendosamente desde que asoman los primeros rayitos de sol. Si allí no pasan más cosas es porque san Agustín no quiere.

No ha necesitado que suene el despertador para brincar de la cama bañado en sudor. Para eso ya están los madrugadores mozos y sus ruidosos fuegos de artificio. El joven médico está avisado de la que se le avecina. Es su primer trabajo. Su primer contrato. Quince días como sustituto y 2.000 almas para él solito. Hecho un pincel, limpio y repeinado, el bisoño heredero de Hipócrates espera en la plaza de arriba la llegada de la procesión con su temible regimiento de artificieros. Hay otra procesión pero solo es suya y va por dentro.
Ya asoma el Santo coronando la última cuesta. El pipiolo aguanta el tipo aferrado a un vetusto maletín negro con cuatro aspirinas y alguna fruslería más. Mientras el fervor popular crece y toma cuerpo, los devotos de la pólvora se asientan en sus posiciones de combate. Resulta que tradicionalmente hay dos grupos rivales de, digamos, cofrades que durante todo el año viven en sana armonía y son coleguitas, pero en el día de san Agustín no hay ni amistades ni contemplaciones que valgan.
La batalla ha comenzado. Los litigantes cambian el lógico despegue vertical de los cohetes, que ya no miran al cielo, por una trayectoria mucho más horizontal que busca a los contrincantes. Así, directamente. Tonterías las justas. Las madres apartan a los niños y los mayores reculan a posiciones de seguridad. Se conocen el cuento de memoria. En menos de un suspiro se hace un vacío en la plazuela, que comienza a desdibujarse entre el humo de las estelas y el jaleo ensordecedor de los artilugios pirotécnicos. Es Sarajevo en plena Andalucía, pero de buen rollito.




En el caos se adivina una bonita camisa azul de seda que no para de moverse; es la del galeno, que cruza varias veces de lado a lado del ruedo para poder atender a los heridos —afortunadamente leves— en esta orgía de fuego. A pesar de ir encogido y agachado en cada una de las carreritas, le parece oír los zumbidos —fiuzzzzzssssss— cada vez más cerca del cogote. Para mayor escarnio, el médico suplente de El Burgo tiene que oír comentarios como “¡uyyyy, por poco no le daaaa!”, seguido de “¿recuerdas el año que le dieron a don José?”. ¡Qué fácil es ver los toros desde el tendido, mamones!
El Burgo es un maravilloso pueblo de la Serranía de Ronda. Es de gente buena, acogedora y orgullosa de ser la cuna de Pasos Largos, aquel prófugo convertido en bandolero legendario. Burgueño y nacido con la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena, “el último bandolero” murió asesinado durante la Segunda República cerca de donde nació: en la Sierra de Las Nieves. Sobre don Juan Mingolla Gallardo, alias Pasos Largos, corren muchas leyendas. La idea del fuera de la ley que roba a los ricos para dar a los pobres ha sido manidamente utilizada en el cine, la literatura y la política. Quizá fue el último romántico incondicional de los códigos de honor y de la justicia social. Quizá todas estas cosas fueron banalidades para él. Lo que sí es seguro es que su prioridad fue sobrevivir en tiempos difíciles y hostiles.


Pasos Largos con una cruz de Caravaca

Busto dedicado a Pasos Largos en El Burgo, su pueblo natal
            

La penúltima representación apócrifa de este drama histórico la ha escenificado el mediático dirigente comunista Juan Manuel Sánchez Gordillo, parlamentario por IU, alcalde y líder sindical. Con un puñado de adeptos y un arrojo insospechado, ha violentado a las cajeras de un hipermercado para mangar por la cara una calculada cantidad de género destinada a familias en crisis. Pañuelito palestino y megáfono en mano, el astuto líder se ha ocupado de despistar a los policías en una estratégica maniobra de distracción. El vicepresidente de la Junta de Andalucía, el docto Valderas, ha remarcado el «carácter simbólico» de la acción, que «abrirá un debate necesario en la sociedad sobre la riqueza y la pobreza». Como si esto fuera una novedad para la Humanidad. Los Goldman Sachs, Morgan Stanley y compañía están al borde del suicidio.

Lo que tienen que hacer Gordillo, Valderas, Griñán, Arenas y todos los demás, es dar gracias a la Historia porque los ha situado en un tiempo diferente al de Pasos Largos; de no haber sido así podrían estar ya criando malvas con otros muchos que bienviven de la política a costa del personal. Que no tienten a la suerte. Que los personajes también se repiten. Que mañana le puede tocar a Ferraz, Génova, Olimpo o Moncloa. Que cuando en esta España iracunda se rompe la baraja cae hasta el más pintado. De frente o por la espalda pero cae, vive Dios.


Ajeno a su propio futuro, el recién licenciado en Medicina y Cirugía, feliz superviviente en San Agustín, se regala al atardecer varias cerveza frías y unas aceitunas partidas. El aire serrano le reconforta más que nunca. Cómodamente sentado en la puerta de El Chozo —el bareto más retirado del centro del pueblo— saluda a un grupo de ancianas que regresan de su paseo y susurran al verlo. En pocos días cumplirá su contrato. No sospecha que volverá más veces ni que será un invitado de honor a comer arroz con conejo bajo el frescor de La Fuensanta, junto a sus nuevos amigos burgueños.

Un extraño movimiento en el quejigal cercano fija su atención de repente. Le ha parecido ver una sombra alargada deslizándose furtivamente entre los quejigos; una sombra tan fugaz que no le ha dado tiempo a poder seguirla. Cree que todo es producto del cansancio de la jornada y de los efectos de la cerveza.

No sabe ni sospecha que Pasos Largos anda por allí en su ronda vespertina




Noticia de la muerte de Juan Mingolla por disparos de la Guardia Civil en la revista La Estampa



Entrevista a Pasos Largos en la revista La Estampa realizada menos de un mes antes de su muerte









2 comentarios:

  1. Muy bueno. Aunque no se si tu sabes que Gordillo está en la estela opuesta a los otros. Es menos o nada corrompible, por los datos que me dan desde hace años. eso independientemente de que se apoyen o no sus acciones.

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  2. Sin desmerecer su compromiso, pienso que es como los demás; puede que esto sea una impresión personal mediada por mi desencanto, pero el hecho de aceptar un escaño en un sistema que él mismo parece rechazar, haciéndose cómplice de políticas que critica ferozmente, me parece -cuando menos- una actitud incoherente, rayana en la "corrupción del sillón". De todas formas, estoy de acuerdo contigo en que es el menos malo.

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