jueves, 29 de septiembre de 2016

Carta a los compañeros



La última cantinela

HÉCTOR MUÑOZ. MÁLAGA

El próximo mes de diciembre cumpliré 34 años de ejercicio profesional y diez trienios en el SAS. El pasado abril hizo 28 años desde el día que llegué al Carlos Haya como residente. La del lunes fue mi última guardia, como supongo que ya sabéis todos. Tras varios meses de pugna interior, finalmente me he acogido a la exención de guardias por ser mayor de 55 años. Ello supone —al menos en nuestro servicio— un hachazo retributivo para los médicos de urgencias, que además nos vemos privados de la compensación económica que supondría prolongar puntualmente la jornada ordinaria con la continuidad asistencial. Pero la salud está antes, y la mía ha llegado a verse amenazada.

"Imagen de un doctor desconsolado"         Fuente: www.illustrationsource.com

Bien saben los que me conocen que ha sido una decisión forzada por el deterioro de las condiciones de trabajo que llevamos padeciendo varios años y por la deriva de un hospital que finalmente ha logrado lo que no pudo hacer en décadas anteriores: cagarse todos los días en el servicio de urgencias. Perdida esta guerra, y antes que verme arrastrando el pijama verde por esos pasillos que un día fueron gloriosos, la retirada era la opción más digna. La mayoría de vosotros fuisteis residentes conmigo, antes de ser adjuntos, también conmigo. Espero haberos aportado mi granito de arena y deseo que disculpéis los errores que haya podido cometer, que no deben ser pocos. A los otros, a los que llegaron conmigo y a los que estaban antes que yo, mi agradecimiento infinito porque de todos aprendí.
Esta mañana acudí a la reunión convocada por el jefe «para hablar de la organización del servicio y muchos temas más». Hacía muchos meses que no participaba en una de éstas, por estériles, conflictivas y riesgosas para mi propia salud mental. Reuniones en las que no sé qué ha pesado más en mi desánimo, si los gritos y las salidas de tono de algunos —entre los que debo citarme— o el pétreo y helado silencio de muchos.
La de hoy no ha sido diferente, si bien he podido percibir nítidamente que el nivel de crispación y la densidad de los reproches —unos directos, otros sibilinamente velados— han alcanzado cotas de mucha consideración. Sin entrar en mayores detalles y con ánimo exclusivamente descriptivo, se ha debatido sobre la edad de los diferentes miembros del equipo médico y su adecuación a las distintas parcelas asistenciales. Ante tanta estrechez de posibilidades para contentar a todos, los intereses de unos y otros han saltado de los asientos, como siempre. La escena me ha recordado a aquella canción de El Último de la Fila: «Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana». 
«Llevo muchos años escuchando la misma cantinela». Ésta ha sido la respuesta de un compañero más joven a la queja de un veterano como yo, al manifestar mi absoluto convencimiento de que él y los de su quinta sufrirán el mismo y triste destino —si nadie lo remedia— cuando lleguen a los 57, a los 60 o a los 64 años de edad.


Oído cocina. Ésta será mi última cantinela.



martes, 20 de septiembre de 2016

Griñán y la carta de su hijo



Griñán y la carta de su hijo

HÉCTOR MUÑOZ. MÁLAGA

José Antonio Griñán es culpable. No por los ERE ni por los delitos de prevaricación y malversación de los que está acusado; de éstos es inocente mientras que un tribunal no lo condene en firme. Ni para él ni para nadie debe olvidarse la presunción de inocencia, uno de los pilares del Estado de Derecho.

José Antonio Griñán a la salida de los juzgados                       elconfidencial.com


La carta que su hijo Manuel ha publicado a través de las redes sociales no conmueve, por mucho que quiera presentar a su padre —lógico, por otro lado— como víctima de «las puñaladas de la ¿justicia?, de los medios y de la asquerosa política». El expresidente de la Junta es, precisamente, uno de los muchos culpables de esa asquerosa política, por sectaria y partidista, que han llevado a cabo todos los gobiernos del PSOE durante los últimos 25 años en Andalucía, incluido el de Susana Díaz, el que más.
Han creado una estructura reticular de instituciones, como empresas públicas, agencias, consejos, consorcios, observatorios, institutos y fundaciones, todas al servicio —como primum movens— de la autocomplacencia y de la propaganda política de un PSOE que no ha dejado de navegar en una campaña electoral permanente durante todos estos años. Mucho más atentos a las papeletas y a las urnas que a las necesidades reales de los ciudadanos, han conducido a Andalucía a la desastrosa situación en la que se halla. Griñán, y todos los demás, son los culpables.
Es imposible controlar una red de tamaña envergadura sin colocar los peones adecuados en los diferentes niveles de decisión. Si han tenido que despreciar y relegar a grandes profesionales, técnicos, expertos o intelectuales de prestigio que ofrecieran una mínima duda sobre su adhesión y obediencia a las directrices marcadas, lo han hecho sin contemplaciones. Y un ejército de lacayos con carné dirige hasta el último de los colegios, hospitales, empresas y demás instituciones públicas de esta tierra abrasada por el corporativismo patológicamente endogámico de Griñán y compañía.
Y claro, en algún punto del entramado se cuelan sujetos que terminan metiendo la mano donde no deben; clientes políticos de un mercado de favores que es mejor no mirar, o hacerlo para otro lado, no vaya a ser que alguien se vea en la molesta tesitura de tener que denunciar a un viejo compañero y dimitir del cargo.
Dice en su carta el hijo de Griñán, Manuel, que «muy pocos podrán decir que han dado mayores pruebas de integridad» que su padre; en su dolor olvida que en Andalucía hay muchas personas intachables que no suelen verse por los juzgados. Explica con detalle los coches familiares, todos ellos de gama baja, y se queja amargamente de que la hipoteca de la vivienda venza cercana a la fecha de la jubilación de sus progenitores. Pues que se alegre, que en esta Andalucía hay miseria y sintechos para dar y exportar.
Cuenta también la enorme sorpresa que experimentó el día que supo lo que ganaba su padre, en su opinión una «escasa retribución para tamaña responsabilidad». Según la web de la Junta, el sueldo de un diputado es de 3.050 euros. Más 1.552 por ser presidente. Por poner un ejemplo, y según la misma fuente, el sueldo base de un médico de urgencias en Andalucía es de 1.120 euros. No parece que salvar una vida o tratar con enfermos graves desmerezca en responsabilidad a la que tuvo José Antonio Griñán en su día, por muy presidente que fuera. La diferencia retributiva puede llegar a ser hasta ofensiva.

La rabia y la pena de Manuel Griñán son comprensibles. Que defienda a su padre también. Pero es más aconsejable que confíe en la justicia a que espere conmover, con su carta, a los que sufren las inclemencias de una nefasta gestión política como la que llevó a cabo, entre otros muchos, su propio padre.


sábado, 17 de septiembre de 2016

Un fenómeno sistémico



Es la corrupción que nos alimenta

HÉCTOR MUÑOZ. MÁLAGA



No hay que descartar que las grandes trasnacionales estén envenenando a la población del mundo occidental desarrollado a cambio de grandes negocios, con la complicidad de instituciones públicas, políticos y científicos. Además, claro está, de seguir matando de hambre y miseria a los desfavorecidos del Sur, tarea en la que llevan empeñadas desde hace mucho más tiempo.

El mundo según Monsanto (2008) es un libro y un reportaje televisivo francés dirigido por la periodista de investigación Marie-Monique Robin, sobre la multinacional Monsanto, su historia y sus productos comerciales. Ilustra claramente cómo la gran industria alimentaria y agrícola manipula los alimentos, los estudios científicos y la información para conseguir la máxima rentabilidad comercial de sus productos, despreciando de forma canallesca la salud de los consumidores y contaminando sin pudor el medio ambiente.


Monsanto es una multinacional estadounidense, productora de agroquímicos y biotecnología destinados a la agricultura. Es líder mundial en ingeniería genética de semillas (alimentos transgénicos) y en la producción de herbicidas, el más famoso de ellos es el Roundup® (glifosato). Pero no es la única.
Se dedican —explicado de forma muy esquemática y resumida— a manipular genéticamente las materias primas del campo, especialmente la soja, la cual forma parte de muchos de los alimentos que consumimos, y se usa comúnmente como pienso para el ganado, cuya carne también comemos. La alteración genética introducida hace que la soja sea resistente al Roundup®, con lo cual, los granjeros pueden fumigar masivamente sus plantaciones, para poder erradicar las malas hierbas y conseguir cosechas limpias de matojos, pero contaminadas de glisofato.



La misma empresa vende a los agricultores las semillas transgénicas —blindadas con fuertes patentes—, y el herbicida. El negocio es redondo. Después solo queda untar bien a los científicos y a los políticos para que hagan creer a los ciudadanos que el Roundup® es inocuo, lo que se ha demostrado ser falso. Es cancerígeno.
La FDA (Food and Drug Administration) es la Agencia de Alimentos y Medicamentos del Gobierno de los Estados Unidos, responsable de la regulación de alimentos (tanto para personas como para animales), medicamentos (humanos y veterinarios), cosméticos, aparatos médicos (humanos y animales), productos biológicos y derivados sanguíneos. Pues bien: es el organismo más corrupto jamás conocido. Es el zorro que cuida del gallinero.
En este punto hay que preguntarse: ¿Hay motivos para confiar en los organismos estatales, públicos, que controlan y regulan los productos alimentarios? ¿Es posible que ocurra lo mismo con los nuevos medicamentos que presentan a los médicos, y que están avalados por brillantes estudios de investigación? ¿Se ha vendido parte de la comunidad científica al poder de las grandes corporaciones?
En Europa aún hay ciertas barreras a los transgénicos, aunque realmente desconocemos mucho sobre la composición real de lo que comemos. El Tratado Transatlántico de Libre Comercio (TTIP) que quieren imponer traerá, entre otras muchas cosas, toda clase de alimentos manipulados genéticamente.
La corrupción es un fenómeno global; lo de los Bárcenas, Rato, Granados y compañía, sin dejar de ser importante, es solo la patita que muestra el lobo bajo la puerta de Caperucita. El problema tiene tal magnitud e infiltración en la vida de los ciudadanos, que se encuentra —literalmente— hasta en la sopa. Es la corrupción que nos alimenta.




miércoles, 7 de septiembre de 2016

60.000 agradecimientos



60.000 agradecimientos

HÉCTOR MUÑOZ. MÁLAGA

Cumplidos seis años de existencia, El Vaso Canopo (EVC) acaba de registrar 60.000 visitas, según las estadísticas del servidor Google.
No son cifras espectaculares, ni mucho menos. Que nadie se equivoque. Si se comparan con las de otros blogs o páginas web, pueden incluso resultar ridículas. Más allá de los números, están la satisfacción y la sorpresa del autor por tal seguimiento: el grueso de las visitas proviene, lógicamente, de España, con casi un 81 por ciento de las mismas. Le siguen los EE. UU con el 6 por ciento. El resto se lo reparten, por este orden: Rusia, Alemania, México, Francia, Reino Unido, Argentina, Colombia y Ucrania. También, aunque de forma casi testimonial, el blog ha sido leído en Italia, Portugal, Bolivia, Perú y República Checa. Para EVC es un misterio digital el hecho de ser leído, aunque solo lo fuese por una persona, en Rusia, Ucrania o la República Checa, pero si lo dice el tío Google, debe ser cierto.


Estadísticas de audiencia por países. El Vaso Canopo. Septiembre 2016.  /  Fuente: Google

Tan desconcertantes como lo anterior, son dos datos adicionales: actualmente, al introducir en el buscador el nombre literal del blog, éste aparece como la primera entrada de 39.800 resultados, por encima incluso de la de wikipedia. Por otro lado, EVC tiene una oferta para insertar banners publicitarios en sus páginas; la pretensión de independencia hace inviable la estimación de dicha opción. Pero sin lugar a dudas, lo más satisfactorio ha sido la evolución. En septiembre de 2015, la publicación celebraba sus primeras 20.000 visitas; un año después, las triplica. En doce meses, EVC ha tenido el doble de registros que en los cinco años precedentes. Una vez más, gracias.

Estadísticas globales de audiencia. El Vaso Canopo. Septiembre 2015.                                Fuente: Google


Un fenómeno esperado y concordante con la tendencia dominante de consumo de Internet, es el del acceso a través de dispositivos móviles: si hace un año algo más de la tercera parte de las visitas a EVC provenían de sistemas operativos instalados en los mismos, actualmente ya son la primera fuente —mayoritariamente Android— con casi el 60 por ciento; la ubicuidad e inmediatez de los teléfonos móviles han ganando la partida —de forma inapelable— a los ordenadores convencionales, incluidos los portátiles. El rey Windows, derrocado, no llega a ser ni el 30 por ciento de los sistemas operativos a través de los cuales se han realizado las visitas a EVC. Tanto en unos como en otros, ha sido Chrome, el navegador del gigante Google, el más usado por los lectores, muy por encima del resto, con un 60 por ciento.
En cuanto a los contenidos de las 106 entradas publicadas, dos de ellas destacan entre las más leídas: son dos artículos de opinión sobre la desastrosa gestión sanitaria de la Junta de Andalucía: La banda de los tragallones y Viacrucis de verano. El primero critica —quizá con más vehemencia de la necesaria— una carta, publicada en el diario Sur y firmada por la mayoría de mandos intermedios de los dos principales hospitales de Málaga, en la que se niegan las graves disfunciones denunciadas por miles de profesionales y por diferentes medios de comunicación de cobertura local y nacional. El segundo trata de describir la situación sanitaria en Andalucía a través del calvario de un enfermo conocido pero convertido en personaje de ficción para salvaguardar su intimidad y el secreto profesional.
A cierta distancia de los anteriores, en cuanto a número de lectores, pero con una audiencia considerable, se encuentran otros tres. Víctimas de la propaganda es un artículo de opinión que hace referencia al control propagandístico-electoral de la administración sanitaria andaluza con temas sensibles como el de los trasplantes de órganos e intervenciones quirúrgicas espectaculares, así como con la publicidad dada, a bombo y platillo, a diversas inauguraciones de centros sanitarios, con el único fin de ocultar la descarnada realidad de los recortes que están llevando a cabo. Todo ello, además, ha coincidido este verano con una ola de agresiones a trabajadores sanitarios, indefensos ante una población engañada y —también hay que decirlo— con una educación muy limitada, en líneas generales, claro está; éste es un fenómeno que permite a los poderes campar a sus anchas y así perpetuarse electoralmente, de ahí su poco interés en mejorarla
Dos trabajos académicos elaborados para la Facultad de Periodismo de la Universidad de Málaga (UMA), ambos en la asignatura 'Géneros periodísticos interpretativos y de opinión', de tercer año e impartida por el profesor Agustín Rivera, ocupan respectivamente el cuarto y quinto lugar en audiencia; en Un verso suelto, la entrevista a Juan de Dios Colmenero, jefe del Servicio de enfermedades infecciosas del hospital Carlos Haya —además de un referente profesional y humano—, el protagonista ofrece una visión tan acertada como crítica del estado actual de la sanidad pública andaluza y, en concreto, del hospital en el que trabaja desde hace 35 años. Finalmente, el reportaje Urgencias: siete días sin sombras, calificado por la UMA con la máxima puntuación, ha tenido una excelente acogida por los lectores de EVC, que también han querido premiarlo de esta manera.
Hace unos meses, un miembro del equipo de Dirección del Carlos Haya me comentaba, de forma cordial, que en su círculo de gestión se especulaba de vez en cuando con la posibilidad de la publicación de algún artículo en respuesta a alguna de sus decisiones: a esto lo llamaba «canopazo»; se da, pues, la paradoja de que uno de los mejores halagos para el autor provenga de aquellos a los que critica por lo que entiende como mal hacer.
EVC es consciente de que muchos de sus pasajes no resultan simpáticos a algunos de sus lectores, porque su vocación no es la de agradar a cualquier precio. Para eso ya están otros. EVC sabe que es leído por más de un detractor, cuando la curiosidad vence al desdén. Y así debe ser siempre. De otra forma no tendría sentido. Por ello, está abierto a la crítica y al debate. Pero también sabe que hay bastantes personas, amigos, compañeros, que lo siguen con complicidad y que esperan mucho de él, quizá más de lo que les pueda ofrecer, pero dentro de una senda crítica, serena y honesta, cualidades que, por otra parte, no constituyen un seguro frente al error, del que nadie ―EVC tampoco― está libre.

A todos, 60.000 gracias.


sábado, 3 de septiembre de 2016

Crónicas anales


Ir de culo

HÉCTOR MUÑOZ. MÁLAGA

El futuro está en el ano. Sí, sí, que nadie se extrañe o escandalice. El destino del género humano está escrito en todos y cada uno de esos ignorados y recónditos orificios que muchos y muchas desconocen —al menos los propios—, pero que todos y todas saben que están ahí.

Se acabaron las cábalas, las profecías de Nostradamus y las artes quirománticas. Aquella ancestral aspiración del hombre por conocer lo que ha de llegar —tras manipular a su antojo el pasado y disimular el presente según su conveniencia— se ve colmada en pleno siglo XXI donde menos lo esperaba: en su propio culo.
Una ciencia revolucionaria, la Rumpología, acaba de irrumpir poderosamente para desvelar el secreto del qué será de cada uno de los habitantes del planeta Tierra y, por lo tanto, de un mundo que vaga entre las tinieblas de la incertidumbre.
Pero ¿qué es la Rumpología? Es el método empírico que permite conocer el futuro de una persona a través del análisis de su propio agujero final —el eje de la vida— y de las nalgas que lo abrigan y protegen. En un excelente vídeo divulgativo, Jorge —el maestro rumpólogo conocido como “el profesor del ano”— explica detalladamente los pilares científicos de esta innovadora disciplina académica.

Jorge, el profesor del ano.                                                                 Telemundo

A lo largo de una brillante exposición en el programa 'Caso Cerrado' de la cadena estadounidense Telemundoel profesor derriba definitivamente la teoría hipocrática de los cuatro humores. En un salto cualitativo de consecuencias aún impredecibles, el maestro clasifica a los seres humanos según la arquitectura frutal del ojete. Un ano en forma de manzana es propio de personas influyentes y carismáticas. Por el contrario, cierto parecido a la pera delata una personalidad opaca y pusilánime. Finalmente, la perfección anal se alcanza con la naranja: un culito anaranjado es propio de espíritus alegres, con iniciativa y —muy importante— a los que les gusta la rumba.


Las implicaciones prácticas de la Rumpología abren una nueva era del progreso humano. En la Medicina, por ejemplo, el impacto sería tremendo: todas las campañas de prevención o diagnóstico precoz podrían quedar obsoletas con equipos de rumpólogos bien formados, capaces de predecir la evolución nosológica de los diferentes males con solo analizar los culos de los usuarios. La figura del rumpólogo de guardia terminaría siendo un hito por su eficacia y el consiguiente ahorro sanitario.
Y qué decir de la política o las sentencias judiciales. ¿Cabe imaginar, acaso, el vasto compendio de conocimientos encerrados en el bul de Mariano Rajoy, en el de Pedro Sánchez o en el de Susana Díaz? Las dudas sobre sus futuros políticos ya estarían resueltas. Por sus anos —convertidos ahora en cosa pública— los conocerán los ciudadanos mucho mejor que por sus lenguas y sus actos.
Y sabrán éstos, además, cuál será el final de Bárcenas y los 40 ladrones. Una manera más democrática para ir de culo, que es de lo que se trata.