miércoles, 16 de mayo de 2012

Carreras a dos velocidades

 

 

 

 

Diario Sur

Carreras a dos velocidades

Lunes, 14 de Mayo de 2012 15:09 Paloma Goñi



Tener un empleo o una familia y formarse en la universidad es  ahora un reto más fácil gracias a la figura del alumno a tiempo parcial


Héctor, Francisco, Cristina y Laura tienen trabajo, pero han decidido seguir formándose y compatibilizar su ajetreada vida laboral con los estudios. Son estudiantes a tiempo parcial, una nueva figura prevista en el Estatuto del Estudiante, y regulada por la UMA, para que los que trabajan o tienen familiares a su cargo puedan matricularse en los grados, másteres y doctorados con una menor carga lectiva y una serie de ventajas.
Héctor Muñoz estrenó el campus de Teatinos hace ya más de treinta años, cuando estudiaba Medicina, y este curso ha vuelto a las aulas para estudiar Periodismo. Es médico en urgencias del hospital Carlos Haya y contempla esta nueva etapa universitaria como una manera de aprender y «escapar del trabajo, que es bastante estresante».
«Siempre me había gustado mucho escribir, leer y el  Periodismo, por lo que sabía que la carrera me iba a gustar, pero no esperaba que me gustara tanto», explica Muñoz, que asegura que compatibilizar su trabajo con los estudios es muy sacrificado, a pesar de que solo se ha matriculado de la mitad de los créditos. Va a clase los lunes, miércoles y  jueves, siempre que no tenga guardia de 24 horas, pero asegura que merece la pena el sacrificio.
Este universitario afirma que se ha integrado bien con sus compañeros, a los que dobla en edad. «Más problemas tengo con los profesores porque no sé si llamarlos de tú o de usted. Me tendrían que llamar ellos de usted porque yo soy el mayor». Muñoz asegura que no esperaba sacar las buenas notas que está sacando y no descarta ejercer la profesión el día de mañana.
Asegura que la universidad no tiene casi nada que ver con la que él conoció en sus inicios, por lo que se muestra sorprendido de que los estudiantes protesten. «Veo las instalaciones muy bien. Hay sitios donde sentarse, enchufes para los portátiles por todos lados y está todo muy limpio. Veo unos servicios que en mi época era imposible soñar», afirma Muñoz, que ha comprobado que la actitud de los profesores es también muy diferente. «Yo estaba acostumbrado a unos profesores lejanos a los alumnos, auténticos dioses infalibles, y ahora los veo mucho más cercanos. También creo que los estudiantes son más inmaduros que en mi época».



Vida laboral y familiar
Francisco Souza es visitador médico y también compatibiliza su vida laboral y familiar con los estudios, en este caso de Publicidad y Relaciones Públicas. Eligió esta carrera porque su profesión consiste en comunicar a los profesionales de la industria farmaceútica cuáles son sus productos y considera que tiene aún mucho que aprender. «Hay muchas asignaturas teóricas que quizás me enriquezcan menos, pero otras muchas me ayudan y me afianzan conocimientos que yo ya tenía».  Se ha matriculado de la mitad de los créditos y va a la facultad los lunes y martes. «Me gusta ir siempre a clase, solo he faltado una vez y era porque tenía una entrevista de trabajo», explica Souza, que se quedó en diciembre en paro y espera darse pronto de alta como autónomo.
«Es difícil compaginarlo, no por los estudios en sí, sino por los trabajos con los compañeros, que con 18 años no están muy familiarizados con las normas». Hay otras cosas que le sorprenden a este nuevo universitario, como los exámenes tipo test, que asegura solo sirven para saber lo que no sabes y no lo que realmente sabes. «Yo he venido para aprender, no para que me den un papel, y quiero empaparme de las cosas. Soy un compañero más, aunque a veces me han confundido con el profesor».



El caso de Cristina Ayala es diferente, porque con un diploma de Turismo bajo el brazo, ha decidido ahora ampliar su formación con un máster  de Dirección y Planificación del Turismo. Empezó a trabajar nada más terminar la carrera y en cuanto supo que podía matricularse de menos créditos y ser estudiante a tiempo parcial, no se lo pensó dos veces.  «Cada vez es mas difícil encontrar trabajo y piden más formación. Aunque yo estoy fija, nunca se sabe, por lo que creo que cuanto más títulos tenga, más valorada estaré en el mercado laboral», asegura esta joven que está cursando 30 de los 60 créditos del máster.
Ayala trabaja de 9.00 a 18.00 horas, de lunes a viernes, por lo que se matriculó en las asignaturas con los horarios más tardíos. «Me estreso un poco, pero ya estoy habituada. Me compensa porque adquiero más formación y conozco a mucha gente», asegura esta universitaria que tandrá que pedirse un mes de excedencia en el trabajo el próximo curso para poder cursar las prácticas del máster.



Progresar
Laura Martín es otra joven que intenta compatibilizar estudios y trabajo. Cursa  el segundo año del grado en Marketing e Investigación de Mercados y asegura que vio el cielo abierto cuando se enteró de que podía disfrutar de las ventajas del estudiante a tiempo parcial, aunque tras casi un curso, afirma que no le está ayudando tanto como creía. El año pasado tuvo que matricularse  de todos los créditos, pero este curso solo lo ha hecho de ocho asignaturas.
Martín lleva un mes sin ir a clase por un cambio en su horario de trabajo, por lo que considera injusto que con el plan Bolonia, asistir y participar en clase cuente mucho y le resten ese porcentaje, aunque asegura que intenta ir a todos los exámenes parciales y a las exposiciones de trabajos. Esta joven, que trabaja desde los 17 años, hizo un módulo superior de Administración y Finanzas, tras lo cual decidió matricularse en la universidad.
«Muchas veces me planteo si me merece la pena tanto esfuerzo y dedicación», asegura Martín, que tras encontrar un trabajo fijo al terminar FP, se dio cuenta de que estudiar servía para mejorar sus condiciones laborales. «Eso me incentivó a seguir estudiando, porque yo antes la universidad no la quería ni en pintura».

La UMA cuenta con 207 alumnos a tiempo parcial
Desde este curso, los estudiantes de grado, máster y doctorado pueden estudiar a tiempo parcial para así poder compatibilizar la vida laboral y familiar con la formación universitaria. Pueden acogerse a esta figura los que acrediten que trabajan, son mayores de 45 años, tienen alguna discapacidad o dependientes a su cargo, son deportistas de alto nivel, tienen hijos menores de 3 años o son víctimas de actos de terrorismo o de violencia de género.
Esto conlleva una serie de ventajas, como el derecho a elegir turno, a un régimen de asistencia a clase de carácter flexible y el derecho a matricularse de un número de créditos menor, que no podrá ser inferior a 30 créditos.
El vicerrector de Estudiantes, Juan Antonio Perles, asegura que el reconocimiento del estudiante a tiempo parcial «responde a las quejas de los estudiantes porque no iban a poder estudiar y trabajar debido a la asistencia obligatoria a las clases con la implantación de los grados».
El desconocimiento ha provocado que solo se registraran 390 solicitudes, de las que 207 fueron concedidas. Desde el vicerrectorado de Alumnos se espera que el curso que viene estas cifras se multipliquen. Por centros, es Filosofía y Letras el que cuenta con más estudiantes a tiempo parcial, con 37, seguido de Comercio y Gestión con 25, Psicología con 23, Derecho con 20, Educación con 16, Bellas Artes y Salud con 13, Politécnica con 11, Medicina con siete, Económicas con seis, Arquitectura y Telecomunicación con cinco, Ciencias y Comunicación con cuatro, Turismo e Informática con dos, e Industriales con un estudiante.

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