La banda de los tragallones
HÉCTOR MUÑOZ.
MÁLAGA
Son 86 pelotas acomodados, cobardes hasta la náusea,
rastreros y rastreras sin vergüenza ni dignidad. Los 86 que han firmado el comunicado publicado en el diario Sur,
desmintiendo las denuncias de los sindicatos y de los profesionales sobre la
desastrosa gestión de los hospitales de Málaga, son un retrato en blanco y
negro —más negro que blanco— de una Andalucía miedosa y servil que se vende por
unas pocas monedas.
Porque la mayoría de éstos lo único
que tienen que defender es un turno fijo de mañana y algunos eurillos de más al
mes. Alérgicos al trabajo en las trincheras, temen perder la posición de poder —por
otro lado vacua y ridícula— si contrarían al amo.
Profesionales
del mismo 'equipo de gestión', en nombre del cual sale este comunicado,
aseguran tener conocimiento de, al menos, dos personas que se han negado a rubricarlo,
y que el procedimiento ha sido el de presentarles el documento con la lista de todos
los posibles firmantes, ya elaborada: «Os hemos puesto a todos, y los
que no quieran firmar que lo digan». ¡Cómo recuerdan estos métodos a los de
tiempos pretéritos!
Según las mismas fuentes, muchos de los 86 mostraron en
privado su desacuerdo con el contenido del texto pero accedieron a firmar por
temor; así mismo, creen que detrás de esta maniobra propagandística está la
mano del director de enfermería, Cipriano Viñas Vera —cargo
que ostenta desde hace muchos años—,
cuya fidelidad a la Consejería de Salud y sus desencuentros con el principal
sindicato de enfermería —Satse— son de sobra conocidos en el
hospital Carlos Haya de Málaga. En la web del centro están el resto de gerifaltes del dichoso 'equipo de gestión', aunque no está actualizado.*
*Desde el
día 1 de julio de 2016, la subdirectora de Enfermería del hospital Clínico, hospital
Marítimo y CARE San José Obrero es Erika
Motoro, en sustitución de Concepción Cruzado Álvarez, según ha manifestado ésta
última a El Vaso Canopo.
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Organigrama de directivos Fuente: web del hospital Carlos Haya |
Además,
son tan torpes, tan chapuceros, tan carentes de la más mínima señal de
independencia intelectual, que no han podido dejar de incluir en el comunicado
la cansina consigna del SAS: «Reiteramos
a la población, una vez más, que la atención en los hospitales de Málaga está
totalmente garantizada». ¿Es o no es para vomitarles en la cara?
En el curso de un verano plagado de
manifestaciones y evidencias sobre el desastre de la atención sanitaria en
Andalucía, este comunicado
viene a revolver, aún más, el ánimo de miles de trabajadores, que constatan cómo
86 de sus propios compañeros —que lo son, aunque traten de distinguirse con su
tarjetita identificativa a modo de matrícula o sus impolutas batas
entreabiertas que dejan ver sus variadas prendas de vestir— se prestan para
pertrechar una abominable traición a sabiendas de que lo es. Lo cual es mucho
peor todavía.
El
daño que hacen al bien público no es baladí. Porque son ellos y ellas,
precisamente, los que deberían liderar las denuncias, aun a riesgo de sus
cargos y sus privilegios. Aunque es lícito exigir que se publique la lista de
estos 86 tragaldabas, no habrá de ser ardua la tarea de conocerlos. De hecho,
ya lo son. No son tiempos de linchamientos, mas tendrán que bajar la mirada al
cruzarse con más de uno.
Y
que no olviden que son solo 86, frente al clamor de miles; que solo son… una
banda de tragallones.