TRANSEXUALIDAD
ENTREVISTA
Isabel Esteva de
Antonio
Endocrinóloga. Coordinadora de
del Hospital Regional Universitario de Málaga
'Carlos Haya' (HRUMCH).
Héctor Muñoz. MÁLAGA
«Los medios venden mucho más
morbo que información de
calidad»
Ante todo, le gusta definirse profesionalmente como
endocrinóloga y alterna su trabajo en la UTIG con la atención a diferentes patologías,
como la diabetes o las enfermedades tiroideas. Pionera en España en la atención
sanitaria pública a la transexualidad y disforia de género, Isabel Esteva
coordina, desde su inicio, la primera unidad de este tipo que se creó en el
Sistema Sanitario Público español. Reconocida internacionalmente como experta
en los problemas relacionados con la identidad de género, se muestra preocupada
por el futuro inmediato de la asistencia sanitaria a estos pacientes en
Andalucía: el proyecto de una ley integral para la transexualidad, elaborado
por IU, PSOE y colectivos de transexuales, supone, en opinión de la doctora, “un retroceso tremendo de los logros conseguidos”
en los aspectos médicos. Critica que la Junta no cuente con la opinión de los
profesionales ni con los consensos científicos internacionales y, sin embargo,
sea mucho más receptiva a las demandas de las asociaciones de transexuales.
Además, considera que el tratamiento mediático que se le está dando a este
asunto es superficial y está alejado del rigor informativo en la vertiente
médico-científica.
Nos recibe en una pequeña consulta
dentro de la UTIG ,
en la que desarrolla su actividad clínica y de coordinación entre papeles y
archivadores. Un remanso de paz frente al ruidoso trasiego de los usuarios que
recorren los pasillos del antiguo Hospital Civil de Málaga, actualmente el
Pabellón C del Hospital Carlos Haya. A pesar de la sobrecarga de trabajo que
siempre la acompaña, se muestra relajada, afable y con una excelente
disposición; su conversación es rápida pero no apresurada, sin rehuir ningún
tema (salvo los concernientes a la confidencialidad profesional) aunque
advierte estar cansada de que en todas las entrevistas le pregunten siempre por
estadísticas, demoras, listas de espera o protocolos: “todo eso está publicado,
os remito a la bibliografía”.
Esta UTIG fue la primera que se estableció en todo el
territorio español en al año 1999. ¿Cómo empezó todo? En aquel momento la Asociación de Identidad
de Género, que presidía Kim Pérez, era la más importante de Andalucía. Querían
que la Unidad
se abriera en Granada porque es donde tenían su sede. La asociación contaba con
una psicóloga privada que hacía el diagnóstico, y el tratamiento hormonal lo
hacían endocrinólogos privados; no había atención pública para nadie, las
poquísimas personas operadas lo hacían de forma privada, incluso en Marruecos u
Holanda. Cuando se planteó la puesta en marcha de la Unidad creían que iba a ser
en Granada. Yo misma lo hablé muchas veces con Kim Pérez, y le decía: si no
tenéis cirujano ni endocrinólogo público ni equipo de salud mental público…
Nosotros ofertábamos cirujano, que era Paco Giraldo, experto en intersexos en
aquel momento, que empezó a ver alguna persona transexual en el medio privado y
dijo: “Esto hay que resolverlo de otra manera”. Empecé yo, que no había visto
más que dos o tres transexuales, y me propuse estudiar el tema a fondo. Se unió
Trinidad Bergero, psicóloga clínica que nos ayudaba en diabetes, y también
comenzó a estudiar para ver cómo se diagnostica a estos pacientes. Empezamos
así, pero sentó mal en Granada y en el Virgen del Rocío, aunque en Sevilla no
había asociación en aquel momento.
“Afrontamos un reto de
algo que se lo merecía, y lo hemos hecho, creemos, muy dignamente, trabajando mucho
y con pocos recursos”
¿Fueron difíciles esos primeros pasos? Afrontamos un reto de algo que se lo
merecía, y lo hemos hecho, creemos, muy dignamente, trabajando mucho y con
pocos recursos. Este espacio en el que estamos tardamos diez años en tenerlo,
en el 2010, buscando por los rincones un lugar donde poder reunirnos las cuatro
personas que trabajamos más estrechamente con los pacientes.
¿Cuáles son las vías para que una persona llegue a la UTIG ? Acuden desde todas las fuentes.
Vienen derivados del médico de familia, área de salud mental, endocrinólogo o
pediatra general si es un menor. Directamente también, sin un papel, y se les
dice que no importa, que ya han llegado hasta aquí, pero preferimos que no
vengan así, que le consulten antes a su médico de familia, al psiquiatra, si
está siendo vistos en Salud Mental, o al endocrinólogo de su zona, y que sean
éstos los que lo remitan. También nos llegan desde asociaciones ciudadanas como
el Colectivo de Gais y Lesbianas (COLEGA), que ha abierto su espectro y nos han
llamado sus coordinadores desde muchos lugares de España.
¿Cuál es el volumen de pacientes que atiende actualmente
esta Unidad? Aproximadamente
unos 1.470, pero hay que contar con que un 10% son excluidos [por criterios
clínicos] y que entre un 10% y un 15% nos abandonan en el seguimiento. De los
activos, las psicólogas tienen actualmente 20 personas para ver, por primera
vez, y las endocrinólogas tenemos 90 esperando conocernos, pero como están en
fase de evaluación no nos preocupa mucho, ni incluso ellos mismos se quejan en
general. En activos podemos tener en total entre 1.100 y 1.200 personas.
¿Cuántas personas acuden desde otras comunidades autónomas?
Entre el 12% y
el 15% de los 1.470 pacientes que hemos comentado anteriormente (entre 176 y
220) son de fuera de Andalucía.
¿También los financia la Junta ? Acceden a través del programa intercomunitario SIFCO (Sistema de
Información del Fondo de Cohesión Sanitaria). Aunque poco, la carga asistencial
que suponen estos pacientes se cobra en los presupuestos generales, como cuando
vienen los extranjeros o los veraneantes; aquí acuden, bien porque en sus
comunidades no hay unidades, como Castilla-La Mancha, Castilla y León,
Extremadura o Galicia, o bien porque carecen de cirugía y los remiten, ya
estudiados y tratados, para que los incluyamos en lista quirúrgica, como es el
caso de las unidades de Asturias, Comunidad Valenciana, Aragón y Navarra.
“Cualquier ciudadano
español tiene derecho
a ser atendido, pero hemos
dicho muchas veces
que
la lista de espera quirúrgica se está cargando
de pacientes de otras unidades que no operan”
¿Suponen estos
casos un problema añadido? De éstos nadie dice nada, pero como ciudadanos
españoles tienen los mismos derechos que los de Andalucía. Aquí, simplemente, conocemos el caso
con las psicólogas, vemos que vienen muy bien estudiados, que cumplen los
criterios, entran en lista quirúrgica y les pedimos que una vez
al año sigan viniendo a vernos, porque podrían perderse hasta de su unidad. Lo
que les pase a los pacientes de otras comunidades durante todo ese tiempo no lo
sabemos, tendríamos que saberlo, claro, porque nos interesa saber si están
activas las listas, si los sujetos siguen ahí, si no han cambiado de opinión,
etc. La Consejería
los admite a través del SIFCO y nosotros lo único que hemos dicho muchas veces
es que la lista de espera quirúrgica se está cargando de pacientes de otras unidades que no
operan, pero insisto: tienen todo el derecho a ser atendidos en igualdad de
condiciones que los andaluces.
Ha comentado las
listas de espera para cirugía. ¿Qué otros plazos hay? Para entrar a la unidad, con dos
psicólogas dos días a la semana, un mes; a partir de ese momento conocemos su
caso y empieza el proceso.
¿Cuánto suele durar ese proceso? El proceso de evaluación también lo
tenemos publicado. Todo el mundo dice que debe durar lo que necesite cada
sujeto, pero, al menos, de 4 a
6 meses como mínimo, y en el estudio europeo la media es de 8 a 12 meses en todos los
países europeos que trabajan como nosotros.
Los colectivos de transexuales,
especialmente la Asociación
de Transexuales de Andalucía (ATA), llevan mucho tiempo demandando una Ley
Integral que contemple cambios en la asistencia sanitaria a la transexualidad.
El primer Proyecto de Ley se registró en el Parlamento andaluz a iniciativa de
IU en diciembre de 2012, pero se retiró en febrero de 2013 porque surgieron
algunas dudas jurídicas. ¿Por qué? Por el tema del menor. El Defensor del
Menor y el propio PSOE, en contra de IU, dijeron que el tema del menor podía
ser subsidiario de algún problema. Daba un poco de miedo, especialmente en
terapia de detención de la pubertad. 'Menores' son los que tienen menos de 18 años a la hora de
entrar en quirófano, pero para tratarlos antes, hablamos de infancia para los
menores de 12 años y adolescencia de 12 a 17. De 12 a 17 nosotros no hemos
tenido nunca ningún problema en estudiar el caso; si se confirma la disforia
bloqueamos la pubertad y adelante.
¿Qué ocurre con los menores de 12 años? En 2010, aún con
el gobierno de Zapatero, se elaboró un protocolo ministerial; estuvimos reuniéndonos
casi un año con muchas asociaciones, psicólogos, sexólogos y médicos de las
diferentes especialidades relacionadas con el tema. En esas mesas las
asociaciones decían: “No, no, a un niño de 7 u 8 años ¿cómo le vas a dejar que
sufra?”. Yo les contestaba que a un niño de esa edad hay que darle soporte
familiar, asesoramiento, acompañamiento, ni reprimir ni potenciar, observar
cómo evoluciona y cuando llegue a más de 12 años y estadio II de Tanner (que
significa que ya se ha impregnado un poquito de sus propias hormonas), si la
disforia persiste (que solo persiste en el 25% de ellos), bloqueamos la
pubertad. Lo que no podemos es dar hormona cruzada a un niño de 8 años porque
sus hormonas son cero, porque es ilegal, porque está prohibido en el mundo entero
y, además, porque no es necesario. Les cerramos los cartílagos de crecimiento,
se quedan con una talla baja, le desarrollamos los pechos, y así tienen que
estar hasta los 18 años; además le dejamos un pene muy pequeño sobre el que
luego se va a operar la neovagina, que necesitará de una implantación de colon,
que es una intervención muy agresiva. Estas decisiones son tan dramáticamente
irreversibles que no se deben tomar en nadie que no sea adulto.
“Es un tratamiento
absolutamente individualizado”
¿Con cuántos menores de edad trabaja la UTIG ? La edad
media de los menores que nos están trayendo ahora es de entre 14 y 15 años.
Tenemos 150 menores de edad y de ellos 20 tienen menos de 12 años, que han
llegado en los últimos tres años porque antes no los traían. De estos 20 ya hay
tres en los que ha desaparecido la disforia, los demás siguen con nosotros y ya
hay dos o tres cuyos padres y madres presionan para que corramos más. Y no
vamos a correr más; entendemos que no soporten la situación en casa, que comprendemos
que es dura, pero vamos a buscar estrategias para que ese niño o niña viva
feliz.
¿Y cómo se manejan los casos entre los 12 y
los 17 años? Bloqueamos la pubertad si no la ha terminado. Si esto lo
hacemos con 13 o 14 años, el sujeto ya está haciendo una pubertad en el sentido
de su identificación de género para operarse con 18, 19 o 20 años, y aunque
haya que utilizar la implantación de colon, una neovagina con colon, en
cualquier caso lo haríamos, pero después de bloquear la pubertad en esas edades.
Si me sigues el discurso nada que ver 7 años frente a 14. Ahora bien, si te
llega una niña de 15 años que tuvo la primera menstruación a los doce, el
desarrollo normal ya es completo y tiene una talla normal, la que sea, a esa
niña, si está en estadio V de Tanner (desarrollo completo), ya no hay que
bloquearle la pubertad, hay que darle directamente hormona masculina. Es un
tratamiento absolutamente individualizado.
¿Qué opinan los pediatras y los
endocrinólogos infantiles de este asunto? Acabarán viendo a estos casos
también; a un pediatra que vea a una niña de catorce años puede que no le de
mucho susto ponerle testosterona, pero los pediatras no han querido reconocer
la disforia ante una niña o un niño de siete años hasta casi el año pasado; yo
he dado muchas charlas diciendo que sí que existe y que sí que hay que
observarla y que sí que hay que seguirla, que no la desprecien, pero que el
observarla, seguirla y estudiarla no significa ponerles hormonas a esas edades
tan tempranas, y creo que les he convencido que existe, porque no se lo creían.
Hace unos días se anunció en rueda de
prensa el nuevo borrador, elaborado con el consenso entre PSOE, IU y
asociaciones de transexuales. Se prevé que sea registrado en el Parlamento de
Andalucía antes del 15 de diciembre de 2013. ¿Cómo afecta al abordaje sanitario
de la transexualidad y la disforia de género? No han llamado a ningún profesional
sanitario, ni psicólogo, ni psiquiatra, ni endocrinólogo, ni de enfermería.
¿Qué pasa? Si el proyecto de ley solamente fuera social, escolar, laboral o
jurídico, yo lo entendería; y aunque yo he estudiado todos esos ámbitos, porque
me preocupan, no soy la señalada para ello. Para cuestiones sanitarias no han
llamado a nadie para preguntar cómo se diagnostica esto, cómo se debe tratar,
qué pasos se deben dar. Se supone que, después de trece años, deben saberlo
porque en todo este tiempo he enviado 25 documentos a la Consejería exponiendo
nuestros protocolos, nuestros resultados, nuestras faltas de recursos, nuestras
carencias o nuestros logros. No saben nada, no saben en qué departamentos se
han quedado retenidos ni se los ha leído ninguno de los responsables que están
haciendo la ley. Por tanto, el que no llamen a nadie para diseñar cambios
sanitarios en algo tan complejo, a nosotros nos preocupa. Qué menos que pidan nuestra
opinión, qué aspectos sanitarios queremos comentar o si nos parecen adecuados
desde el punto de vista de la ética y de la responsabilidad; la ética y la
responsabilidad lo primero que necesitan es conocimiento del tema.
“¿Qué morbo se mueve en
los medios con este tema? ¿Les interesa apoyar a un colectivo que demanda una
serie de cosas que afectan a la asistencia sanitaria o les interesa la calidad
y la seriedad?”
¿Está diciendo que no le han enviado el
borrador? Me llamaron de la Secretaría General
de Salud Pública para saber cómo se trabaja y para que les contara el
protocolo. Les dije que está 'superenviado' a la Consejería , que se lo
vuelvo a mandar, pero que está publicado, abierto al público y donde quieran
leerlo. Contarles trece años en dos horas es muy difícil, pero hablo muy
deprisa y se lo conté. Cuando terminé pedí el nuevo borrador, porque conozco el
primero pero no el actual (aunque sé que han cambiado algo); me dijeron que no,
que eso es un debate interno y el borrador no se puede dar a nadie.
Sin embargo, el borrador lo tienen las asociaciones y los
medios se han hecho eco del mismo… Así es. Cuál es mi sorpresa cuando los periódicos van por
delante de nosotros, que hemos pedido el borrador para conocerlo. Hemos llegado
a eso; los medios sacan artículos, sacan opiniones, venden mucho más morbo que
calidad, aunque a veces se han publicado buenos artículos y reflexiones. ¿Qué
morbo se mueve en los medios con este tema? ¿Les interesa apoyar a un colectivo
que demanda una serie de cosas que afectan a la asistencia sanitaria o les
interesa la calidad y la seriedad? ¿Qué ha pasado con El País este fin
de semana, que publica dos extractos del borrador de la Ley ? Pues que va de
avanzadilla frente a lo que el equipo que trabaja con estas personas sabe.
¿Cómo que no podemos disponer de un borrador si lo están poniendo en la prensa?
Los medios, además, no dicen si es para bien o para mal. Otras veces han
llegado a opinar, según qué medio; están lanzando información, pero nosotros no
hemos sido ni consultados ni conocemos el borrador de forma oficial. Hasta nos
hemos planteado hablar con algún parlamentario del PSOE o de IU para
preguntarles: ¿Por qué un ciudadano, en este caso un profesional, no dispone de
un borrador si lo tiene la prensa o una asociación de afectados? No lo
entendemos.
El Proyecto de Ley Integral contempla una
'descentralización' de la asistencia. ¿Qué significa esto? El
problema es que han pedido descentralizar la asistencia en esta UTIG para que
sean atendidos por los médicos de Atención Primaria o endocrinólogos de
cualquier zona; la palabra 'endocrinólogo' no la mencionan, dicen “en sus áreas sanitarias,
principalmente Atención Primaria”. Los centros de especialidades para la Endocrinología no
existen porque no hay endocrinólogos en los hospitales comarcales andaluces, en
ninguno. Llamamos a veces un centro de especialidad a nuestro CARE (Centro de
Alta Resolución de Especialidades), en el que yo misma trabajo, pero
no es un centro ajeno al hospital Carlos Haya (en este caso Hospital Civil
porque estamos ubicados aquí), es que al médico le sacan a otra zona por falta
de espacio en la suya, pero es el mismo médico, no es un nivel asistencial
distinto. No es como en la Comunidad Valenciana o el País Vasco, que sí
tienen endocrinólogos en los hospitales comarcales y, por tanto, al hospital
regional llegan los paciente más complicados, con una patología muy severa, y
los otros pueden quedarse en un escalón asistencial inferior.
“Yo creo que las personas transexuales tienen todos los derechos a ser
atendidas, las defiendo y las defenderé”
Según ha comentado anteriormente, la
evaluación mental es el primer paso del proceso y una fase fundamental. ¿Qué
modificaciones se introducen en este sentido? En cuanto a la
valoración psicológica o psiquiátrica, solo se contempla “en el caso de ser
libremente solicitada”, pero no es necesaria para hacer el diagnóstico, que es
muy diferente. Hay que tener cuidado también con esto. Estas decisiones se
saltan todas las guías clínicas; vienen a decir que se atiendan en los
ambulatorios, y esto es porque los colectivos de asociados piden hablar
directamente con el médico de familia; al médico de familia, ya sobrecargado,
le cae una enorme responsabilidad porque si no tiene un diagnóstico en la mano
y no se encuentra capacitado para hacerlo, tendrá que pedir ayuda. Esa ayuda,
nos dicen, deberá pedirla a las unidades de Salud Mental Comunitaria (USMC)
correspondientes, que nunca han tocado el tema de la transexualidad porque
están desbordadas con las patologías más frecuentes como la depresión, la
ansiedad, el estrés o los problemas psicóticos. Por lo tanto, el diagnóstico en
este primer escalón asistencial de Salud Mental tendrá que tener también su
curva de aprendizaje, que yo no digo que no se pueda hacer de aquí a diez años.
¿Esto significa que una persona podrá
acudir a su médico directamente para que le recete las hormonas? Directamente. Es
más: si no se las receta podrá tener problemas. Yo creo que las personas transexuales
tienen todos los derechos a ser atendidos, los defiendo y los defenderé. Pero
como antes comentaba, hasta el mismo Ministerio de Sanidad del anterior
Gobierno socialista entendió que podía ser una locura no tener diagnóstico,
hacer tratamientos impuestos, etc., y diseñamos entre todos una especie de
documento, bastante diplomático, en el que decíamos: los casos se detectarán en
Atención Primaria o en las USMC y serán remitidos a la UTIG que le corresponda en
cada área, que hará el diagnóstico con su equipo de psicología y psiquiatría,
hará el tratamiento hormonal cruzado y lo mandará a cirugía; incluso podrá
llegar un sujeto que lo ha visto un psicólogo o endocrinólogo privado de
cualquier lugar, da igual que entre por una puerta o que entre por otra. La
cuestión fue que el Ministerio no aceptó que estos pacientes se tratasen en
cualquier escalón asistencial. Después de muchas reuniones, algunas muy
violentas, salió un borrador de protocolo ministerial que, tras las elecciones
de 2011, se quedó guardado en algún lugar y el Ministerio actual no lo ha
vuelto a retomar, con lo que cada comunidad autónoma ha hecho lo que ha querido
en las nueve UTIG que están abiertas en el territorio español.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de
esta nueva legislación? De entrada, ¿dónde está el equipo? El equipo
multidisciplinar deja de existir y estará el médico de familia que pedirá ayuda
porque se encuentra delante de su mesa con un caso que no sabe manejar. El
estilo, la formación, la especialización y la ultraespecialización de ese
equipo se la cargan.
“Lo que no puede ser es el autodiagnóstico, el autotratamiento y saltarte
todos los protocolos clínicos y guías internacionales”
¿Y para los pacientes? Hay consenso general
sobre un requisito imprescindible: el que nadie se pierda en lista de espera
quirúrgica, dos o tres años, sin saber qué es de su vida. ¿Qué pasa con ellos?
Han podido sufrir cualquier desgracia, cambiar de opinión, no tomar las
hormonas o tomar el triple. Hay que ver a la persona una vez, como mínimo, en
ese periodo. Nosotros mantenemos la conexión con ellos, les llamamos por
teléfono para saber cómo va todo, a veces pierden la cita del año y se les da
otra cuando haya un hueco. Esta conexión, esta supervisión, dejará de existir.
Sobre aquellos que no hayan venido a la Unidad no sabremos nada. Por poner un ejemplo,
nosotros hemos detectado aquí entre 40 y 50 casos de pacientes seropositivos al
VIH (Virus de la
Inmunodeficiencia Humana ) y al VHC (Virus de la Hepatitis C ),
situación que ni ellos mismos conocían porque no habían visitado a un médico en
su vida. Y otra cosa
fundamental: el tratamiento hormonal no está en ficha técnica para el uso en
trastorno de identidad de género o en disforia de género. Nosotros damos un
consentimiento informado y explicamos que todas las posibles consecuencias del
tratamiento las vamos a asumir mutuamente, vamos a ser cautelosos, vamos a ser
progresivos y vamos a vigilar qué pasa. Yo, si fuera médico de familia no
pondría nunca una hormona que no está en ficha técnica. Me dirán: “¡Que sí! Si
lo habéis hecho vosotros no pasa nada”. Yo digo: mira, asume tú una hepatitis
fulminante o una trombosis; asume un mal uso de tu receta. Asúmelo tú. Pero
¿cómo lo vas a asumir si no estás protegido por un equipo, ni por un protocolo,
ni por un consentimiento informado ―que me imagino que nos lo pedirán, pero no
deja de ser un papel?
¿Puede
verse afectada la investigación en la
UTIG ante la eventual descentralización de la asistencia? Se lo expliqué a la Junta. Como aquí los
datos los tenemos centralizados, con el seguimiento prospectivo ya vamos
teniendo cohortes, que para mí eso es fundamental. ¿Quién va a hacer el control
de calidad de los datos? Me dirán: “Tú”. ¿Cómo yo? Si ahora paran una cohorte
que yo sigo (por ejemplo, de riesgo cardiovascular), me quedo con los pacientes
sin ver, y ya no puedo decir nada de ellos de aquí a cinco años, con las
cohortes bloqueadas. El interés de tener una base de pacientes seguidos
prospectivamente por un equipo serio, si yo fuera la Consejería , lo
consideraría un lujo.
¿Cómo
han afectado los recortes sanitarios a la UTIG ? En cuanto a psicólogas y endocrinólogas,
seguimos siendo las mismas personas que estábamos. Se nos acaban de ir por
excedencia dos cirujanos, de los tres que había; esto es noticia de última
hora. Se ha quedado uno solo que está formando ahora mismo a uno o dos más,
pero esta curva de aprendizaje es complicada. Pero no es por los recortes, es
porque han pedido excedencia por diversos motivos que no voy a explicar. Lo que
sí hemos notado en los últimos dos meses, es que nos han bajado los quirófanos
casi a la mitad: teníamos tres o cuatro al mes y ahora estamos con dos. Pero no
hemos notado en sí el recorte sobre el programa porque los cirujanos están
enseñando a otros. No es por lo recortes, yo creo. En general, no te puedo
decir que los recortes se hayan notado salvo lo comentado de los quirófanos.
“¿Cómo pueden vender como
positivo su proyecto si van a quitar una unidad especializada que da calidad?”
Una
de las quejas más recurrentes de las asociaciones y colectivos transexuales es
la de que se les obliga a grandes desplazamientos dentro de Andalucía para
acudir a la UTIG
de Málaga, y usan este argumento para defender la pretendida descentralización.
¿Cuál es su opinión al respecto? Entiendo
las molestias que supone venir a una unidad de referencia centralizada en
Málaga cuando eres de Huelva, por ejemplo, pero no estoy en contra de que abran
otras unidades en Andalucía, al contrario; el problema no es ese, el problema
es que esos colectivos no piden más unidades. Yo me pregunto: ¿Por qué no
propones abrir otras unidades? En la Comunidad Valenciana
tienen una en Alicante y otra en Valencia. La descentralización es otra cosa,
distinta de hacer desaparecer los equipos. Además, nosotros hacemos aquí
acto único; nadie nos escucha, pero acto único es que en el día
que viene a la consulta ya le tenemos gestionadas todas las pruebas
complementarias, salvo el cariotipo, que tarda más pero que tampoco es
determinante en el 99 por ciento de los casos. Nosotros respetamos, por supuesto, la autonomía del sujeto para querer, o no,
tratarse y querer, o no, incluirse en un protocolo, pero yo también digo: si no
quieres no vengas; lo que no puede ser es el autodiagnóstico, el
autotratamiento y saltarte todos los protocolos clínicos y guías
internacionales en pro de lo que yo creo que es una 'hiperescucha' de
colectivos minoritarios que se erigen en representación de los pacientes, que
están callados porque están y se sienten bien atendidos. No habrás oído
grandes quejas, las quejas vienen desde que hay una nueva asociación, y
precisamente con los mejores espacios de dotación y la mayor unión de los
profesionales.
¿Cómo
se articula este aspecto en otras comunidades españolas y en otros países
europeos? Otras leyes recientes, como las del País Vasco o Navarra no tocan nada
en el aspecto sanitario. Un compañero de Bilbao, descontento con algún
enunciado de la nueva Ley de Euskadi, me confesaba sentirse aliviado al conocer
este borrador de Andalucía. En Europa también han centralizado la atención en
algunas unidades de cada país; por poner algún ejemplo, en Holanda hay una sola
unidad, que en número de habitantes es como dos veces Andalucía, y en Bélgica
tienen la de Gante. En Alemania, Italia e Inglaterra tienen dos o más, pero
nadie dice: “Vaya usted a un médico de familia, que le trate allí, que le
diagnostique su caso y todo lo demás…”. Nadie lo dice.
Precisamente el próximo 6 de diciembre se
va a celebrar en Bruselas la reunión fundacional de la European Professional
Association for Transgender Health (EPATH) y usted es miembro fundadora.
¿Qué objetivos persigue esta sociedad? Estamos convocados para hacer la fundación como tal, pero
ya hemos mantenido distintos encuentros para abordar temas puntuales,
protocolos clínicos, estudios de seguimiento de morbilidad, tratamiento de
menores (fundamental, llevamos dos años dándole muchas vueltas) y otros. Hemos
tenido reuniones de grupos: belgas, sobre todo, italianos, holandeses,
ingleses, españoles y alemanes. La sociedad significará, además, un respaldo
para diferentes actividades, como estudios multicéntricos, por ejemplo.
¿Cómo está la situación en el resto del
mundo? Bastante activa en EE UU, con la
World Professional Association for
Transgender Health (WPATH),
el antiguo Instituto Harry Benjamin, el gran
pionero en este tema. También se trabaja en Asia, muy poco en Latinoamérica,
aunque están empezando, y en África prácticamente nada.
La
presidenta de la ATA ,
Mar Cambrollé, ha remarcado, reiteradamente, en recientes declaraciones, que
esta ley no supondrá coste adicional alguno. ¿Qué tiene que decir? La Junta paga los desplazamientos en
autobús o en tren, a una sola persona (la afectada), y también al acompañante
de un menor de edad. Entonces, si quieren ser demagógicos dirán que incluso
abaratan costes porque el sujeto no se desplaza desde otra provincia hasta
aquí. ¿Qué ocurre? Que lo que no cuenta nadie son los costes en ineficacia, en
no responsabilidad, en protestas o en quejas, es decir, los costes
cualitativos. Pero nosotros hemos hecho un análisis de costes en el año 2006,
que está publicado en este libro [Ser Transexual], y nuestros costes de
referencia solo evitarían el del desplazamiento, porque hay que tener en cuenta
los costes del médico de familia, del endocrinólogo, que a veces está a 40 ó 60 kilómetros . Aquí
las distancias son más largas pero esto es acto único y, aunque nadie
nos ha preguntado, el acto único es bastante más barato que ir a 40 kilómetros cinco
veces en la propia área. Luego está la cirugía: van a acabar viniendo aquí
porque es el único hospital de referencia quirúrgica. Es verdad que ella no
pide recursos, ella pide un cambio de modelo, pero ¿cómo pueden vender como
positivo su proyecto si van a quitar una unidad especializada que da calidad y
se va a descentralizar con profesionales que no saben de este tema hasta que no
se preparen?
Parece existir una complicada relación entre las
asociaciones de transexuales y la
UTIG. ¿Ha sido así desde el comienzo? Cuando se jubiló Kim Pérez, tomó su
lugar la ATA , que
está en Sevilla. De esto hará unos tres años, y ahí empezaron nuestros
problemas. Solicitaron hacer un test en la puerta de la Unidad sobre el grado de satisfacción
de los pacientes con nuestro diagnóstico, tratamiento hormonal, resultados
quirúrgicos y forma de tratarlos. Les comenté: nosotros no evaluamos con una
asociación, sino que la asociación tiene que hablar de problemas sociales,
laborales, incluso pelear por abrir más unidades o quejarse de la lista de
espera, pero creemos que un test, hecho por vosotras, lo debéis pasar en la
asociación y no en un servicio clínico, y por tanto me negué a ello y a que
pusieran un cajón de recogida en la entrada. En ese momento empieza la lucha
directa y no han querido participar con nosotros. Una asociación necesita un
espacio de reconocimiento… Si no tiene temas entre manos no sobrevive ni
existe.
“A la
Consejería
no le ha importado nada,
salvo contener quejas”
Se
han publicado muchas críticas a la
UTIG … Sí, se ha dicho que tratamos mal a la gente y que somos
transfóbicos y homófobos, en lugar de decir que somos lentos, que también; y
somos lentos porque no damos abasto, porque hay unos casos muy dudosos en los
que se lentifica el diagnóstico, porque los quirófanos se demoran y porque son
excluidos los que tienen criterios clínicos y científicos de exclusión, que a
veces son los que más ruido hacen, y que en cualquier otro sitio (privado) podrían
ser incluidos. ¿Cómo la
Consejería no percibe eso? Yo ahí no voy a entrar.
¿Cuál
es la posición de la actual Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales? A la
Consejería no le
ha importado nada, salvo contener quejas. Ha
dado más audiencia a colectivos minoritarios, que considera marginales, en un
acto de 'hiperapertura' hacia la sociedad. Nosotros trabajamos en
silencio, publicamos, confrontamos nuestros protocolos con el mundo, contamos
nuestros resultados, mandamos nuestros artículos de reflexión y nos los aceptan
o son evaluados o son asumidos. ¿Qué más criterio de calidad que tus iguales en
el mundo entero te consideren? Enviamos nuestros protocolos al Ministerio dos
veces, tres veces a la Agencia
de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (una a la nacional y dos a la
andaluza). ¿Qué más controles de calidad quieres a lo largo de diez o doce
años? Y sin embargo no se nos ha llamado como interlocutores para debatir los
proyectos de ley. No lo entiendo.
En
febrero de 2013 la ATA
puso una denuncia por trato vejatorio y discriminatorio en la UTIG del hospital Carlos
Haya. Hubo una investigación de la
Fiscalía de Violencia de Género, que finalmente archivó el
caso. Como coordinadora de la
Unidad , ¿cuál es su valoración sobre estos hechos? Aparte de hablar
con la fiscal, Flor Torres, una o dos horas, contesté unos diez folios, punto
por punto de lo que se decía, más el protocolo, más muchas cosas que no
dependen de nosotros, guste o no guste, porque si el protocolo dice que no, es
porque se le puede causar un daño irreparable a una persona. Ahora tengo en el
bolso tres denuncias de la
Fiscalía vehiculadas por ATA, dos de ellas son de dos
personas que denuncian periódicamente, que ya han cogido el ritmo, y a la Fiscalía de Violencia de
Género le voy a decir que la invito a participar en las sesiones clínicas
activas del servicio, aunque me consideren demasiado transparente, porque si se
va a convertir en la intermediaria de “cómo va este caso”, que forme
parte del equipo; entiendo que pueda convertirse en vehiculadora de denuncias
si hay alguna sospecha de delito, pero pedirme información cada dos por tres,
me da un trabajo enorme. Las tres denuncias que tengo en el bolso son del
último mes, pero es que como no tengo tiempo…
En el
escrito de la fiscal, además de archivar el caso, hizo una serie de
recomendaciones a la UTIG
para un futuro inmediato. ¿Cuáles fueron?
Que podemos tener que cambiar el protocolo; nosotros hemos
contestado que se ajusta a los consensos científicos.
¿Podemos hablar de ingratitud? No se puede hablar
de ingratitud, no se debe decir esta palabra, porque nosotros no lo hacemos
para que nos agradezcan, lo hacemos porque es un derecho. Yo lo tengo
clarísimo, no me tienen que agradecer nada, yo veo un transexual como veo a un
diabético; el problema es que a todos hay que tratarlos de forma disciplinar.
Jamás me oirán decir la palabra ingratitud.
“Después de trece años en esto, mi análisis global es que es un retroceso
tremendo de los logros conseguidos”
Sin embargo, la Coordinadora Girasol ,
un colectivo LGTB (Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales), le otorgó el
año pasado el premio Taconazo (que conceden a personajes que estiman
contrarios a la igualdad social de estas personas) por usar la palabra 'trastorno' en relación a la transexualidad… Sí, bueno, me han
llamado de todo. Yo tengo mi opinión al respecto pero no se puede escribir. En
cualquier caso, recordaré que la
OMS , en su CIE-10 (Clasificación Internacional de
Enfermedades, décima edición) aún contempla la transexualidad como trastorno de
identidad de género, y aunque en el DSM-5 (Diagnostic
and Statistical Manual of Mental Disorders,
quinta edición) de la APA
(American Psychiatric Association) haya desaparecido, se mantiene
la disforia de género como un trastorno.
¿Puede resumirnos su análisis global? Después de trece
años en esto, mi análisis global es que es un retroceso tremendo de los logros
conseguidos. ¿Qué ocurre? Que la venta mediática, sin embargo, es la de la 'hipervanguardia' de Andalucía en Europa porque han cambiado los
modelos de trabajo en equipo, han cambiado los criterios diagnósticos y han
cambiado los criterios terapéuticos; y creen que eso es vanguardia. A mí, como
médica, no solo por mis puestos de responsabilidad, me parece un acto de
irresponsabilidad político-sanitaria: todo médico necesita un diagnóstico en la
mano para un tratamiento que va a usar si cree que le produce beneficio al
paciente, y si le piden hacer algo que sea perjudicial, puede incluso
plantearse la objeción de conciencia. Yo digo, desde el punto de vista
de la responsabilidad, que si la
Ley sale tal y como se ha filtrado, es una aberración
sanitaria, y que a un médico no le pueden obligar a trabajar sin diagnóstico.
Yo lo q no veo bien es q una persona q a tenido obesida de pekeña y adelgace y otra vez empieza cn su problema de obesidad y esta en lista d espera y se tira todo el dia llamando tanto a utig y cirujia plastica q por cierto ni.guna de las veces se an puesto ni endrocrina ni cirujanos solo lasq dan informacio. Y ellas como es normal no saben mucho las pobres y coja y lo avise para q porfavor la adelanten en la cirujia antes de q le digan q no la operan por aver engordado mas y se tiren la pelota unos a otros no esta bien por q eso es un problema y lo esta avisando antes d. Cojer mas peso y nada no dicen nada q estan esperando a q engorde mas para atrasarme o decir q no pueden operarme? O q adelgace q saben ellos q no puedo por q agua q beba m engorda? Yo solo pido AYUDApara las personas q tienen problemas de salud como yo q tenia y otra vez empiezo a tener sobrepeso. Para q nos cojan mas antes para la intervencion kirurjica por q por culpa de eso estoy depresiva por q se q si llego a 90 kilos no m operaran y eso es muy depresivo para personas como nosotras y avise cuando pesava 80 y. Ahora toda esta semana tmbien he avisado por q tngo 6 kilos de mas tanto a endocrinos como cirujanos. Solo espero una llamada y un quirofano libre para abril o mayo para q no m kede sin operar por q se q esto d mi peso sigue para alante y si m kedara sin operar seria ya lo peor de mi vida y 6 horas de un cirujano q m opere antes d q coja mas kilos Ayudenme
ResponderEliminartenemos que luchar tod@s
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