Gorgojos al punto
HÉCTOR MUÑOZ.
MÁLAGA
La aparición de
larvas en las comidas de algunos colegios de Castilla y León, y más
recientemente en uno de La Rioja[1], provoca la
apertura de un expediente por parte del Gobierno riojano a la empresa Serunión, concesionaria
de dichos servicios. Los hechos han causado cierta alarma social,
particularmente en el entorno de las asociaciones de padres y madres de
alumnos. Serunión es la adjudicataria de muchos restaurantes, cafeterías y
comedores de colegios y hospitales públicos españoles, entre los que se
encuentra el Hospital Regional de Málaga 'Carlos Haya'.
Las inesperadas invitadas a la mesa son
larvas de unos escarabajos picudos llamados genéricamente gorgojos, insectos
que suelen colonizar cultivos y alimentos almacenados; el mejor preventivo
contra ellos consiste en la limpieza, según la Nueva Enciclopedia
Universal. [2]
Mucho se habla en la actualidad del
consumo de insectos como alimento humano con alto valor nutritivo. Una
costumbre oriental que el esnobismo occidental trata de importar en contra de
la barrera cultural que los considera asquerosos. A un europeo medio,
especialmente del Mediterráneo, la presencia de estos bichos en su plato es
causa de repulsión e inquietud.
Inquietud que se ve acrecentada en
aquellos que frecuentan los establecimientos de Serunión en Málaga, ya que,
según el diario La Opinión
de Zamora, las comidas que sirve la empresa en Castilla y León llegan
diariamente desde esta ciudad.[3]
Serunión se autodefine como “una
empresa española, filial del grupo internacional Elior, en la que desde hace
30 años trabajamos para cuidar a las personas”.[4] Sin embargo, los que comen en sus
restaurantes no están tan seguros de tal desvelo; desde este mismo blog se ha
denunciado en repetidas ocasiones la pésima calidad de la comida[5], del servicio en general[6], de los menús[7] e incluso de la presencia de un roedor en la
cafetería-restaurante del pabellón A del Hospital Carlos Haya.[8]
No sería mala idea que los responsables
del hospital informaran de las condiciones del contrato, de la elaboración de
los menús, del origen de las materias primas, como el aceite que usan, y de la
calidad de los productos que, mayoritariamente, consumen familiares, pacientes
ambulatorios y personal sanitario, ya que no suele ser el lugar elegido para un
almuerzo de amigos o una cena romántica.
A no ser que busquen sensaciones
gastronómicas extremas, como el gorgojo de Serunión al punto.
No te olvides nunca de el flotante de pescado empanao en aceite de semilla inclasificable y del muslo de pollo leucemico recalentado de tres días antes. Exquisiteces no nos faltan.
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