La Revolución podría
haber comenzado
HÉCTOR MUÑOZ. MÁLAGA
«Bueno, pues el asunto de los recortes bellacos del SAS en
Málaga ya ha llegado a los medios de cobertura nacional. En el vídeo de los
informativos de Telecinco se puede ver al director Prieto, sonriente él,
recitando disciplinadamente la consigna aquella de “la asistencia está garantizada”.
Se ve que el gerente nuevo está un tanto quemado ya de
aparecer en la prensa (o está de vacaciones) y ha debido decirle: “Prieto, hoy
sales tú, que se te ve menos que a la mujer del teniente Colombo”. Y ahí tenéis
al hombre invisible, al fin».
Esto fue publicado en julio de 2016,
un caótico verano desde el punto de vista sanitario. De hecho, fue la punta de
lanza para sacar de San Telmo a los pésimos gestores del PSOE. El problema es
que los andaluces prefirieron virar a la derecha, a la extrema derecha y a la
ultraderecha.
El Vaso Canopo fue un elemento muy crítico
con la administración sanitaria local, particularmente en el hospital Regional,
y autonómica, como sabrán los que me hacen el honor de seguirlo.
Algún atravesadillo puede
estar pensando que el Vaso Canopo calla para no molestar a los reaccionarios
que hoy dirigen los destinos de Andalucía; algún iluso afín a estos creerá que el
silencio se debe a una magnífica gestión del Sistema Sanitario Público de
Andalucía.
Ni una, ni otra. Aparte asuntos
personales, la cuestión es que el actual Gobierno PP-C’s, con el inestimable apoyo
rottweileriano de la ultraderecha de Vox no lo está haciendo ni bien ni mejor
que los otros, que ya es decir. En su mascarón de proa están las privatizaciones
masivas. Estos no tienen complejos como sus antecesores.
¿Pero qué ha ocurrido?
Al año de estar gobernando llegó la plaga. La pandemia les ha servido, y les
sigue sirviendo, como un espeso manto que lo envuelve todo y torna borrosa la
capacidad de observación. La anestesia psicológica proporciona a la población el miedo que muestra ante la peste y frena cualquier amago de estallido social.
Por el momento.
Por tanto, semiocultos, sin fiscalización
y con gran parte de la actividad sanitaria relegada por el Covid-19, los
lacayos de Casado, los supervivientes de Rivera y los nostálgicos de Santiago
Matamoros creen vivir en una luna de miel eterna. Andan errados, algunos
herrados.
El hospital Regional de Málaga
sigue con la misma escasez de camas y los pacientes atrancados en el área de
urgencias. Como siempre. Un reciente mensaje enviado por un médico de guardia a
sus compañeros dice textualmente: «Necesitamos camas… Observación llena y sin
camas en el hospital… O eso nos dicen». Una llamada SOS en toda regla. Nada que
no conozcamos los viejos del lugar, pero el emoticono horrorizado que acompaña
al texto eriza la piel y no precisamente de gusto.
La atención primaria ya enseña la patita:
la han dejado sin uno de sus principales atributos en la propia concepción del
servicio: la accesibilidad. A este respecto es interesante el artículo en el
diario Sur, escrito por Rafael González —médico y alto cargo de CC.OO. en el sector sanitario— sobre
la “bunkerización” de los centros de salud.
Juan José Guerrero Castillo
es un enfermero de atención primaria muy dedicado a labores de gestión, a
juzgar por los numerosos trabajos que ha realizado en este sentido, y que yo he
podido encontrar en la red. Este señor afirma categóricamente en un articulito
del diario citado: «Las consultas telefónicas se van a quedar». Tal despliegue
de certeza solo tiene dos caminos: o se ha tirado un moco o está más cerca de
los jefes que de los indios, y sospecho que la opción buena es esta última.
Fuera de Andalucía, concretamente en Navarra,
los médicos de urgencias denuncian que la no atención presencial en centros de
salud hace que les lleguen los pacientes en peores situaciones clínicas. El
Gobierno de Navarra cuenta con mayoría del PSOE; la consejera de Salud es de
ese mismo partido, se tiñe el pelo en rojo y se apellida Induráin. Y hace lo
mismo que los otros.
El virus nos ha jodido bien,
los mercados se encargarán de la vaselina y los políticos andan prestos para el puntazo
final. O corremos más que todos ellos o no nos va a quedar ni para sangrar.
La Revolución podría
haber comenzado.
Cuídate de sus embistes.
ResponderEliminarY de sus embustes, jajaja. Gracias guapa, un beso.
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