Un comentario frustrado
Héctor Muñoz. MÁLAGA
Como usuario registrado en la web del diario malagueño La Opinión de Málaga he
querido comentar la entrevista realizada por Sonia Sánchez a la gerente Carmen
Cortés, publicada el pasado día 17*. Al
intentarlo, mensaje de error: “Lo sentimos, pero el comentario que ha escrito
no se enviará, ya que la noticia ya no está activa”. Ya me parecía raro que
nadie hubiera comentado nada. Pues bien, no me quedaré callado y los que lean
este blog sabrán, en los siguientes párrafos, lo que quise decir.
Eso de que a Cortés le gusta mantenerse en un segundo plano
se me antoja relativo; sin ir más lejos, recuerdo una entrevista que le hizo
Ángel Escalera en el diario SUR hace poco más de un año. Tampoco sería normal
que a la gerente de un hospital (ahora de dos) se le viera todos los días en
los medios, simplemente por hacer, mejor o peor, su trabajo. La entrevista
tiene 29 preguntas bien hechas y 29 respuestas bien pensadas. ¿Ha clarificado
este trabajo periodístico algo sobre listas de espera, tiempos de demora,
actividad quirúrgica, camas reservadas o cierre de plantas? ¿Esperaba la
periodista que Cortés se declarara favorable al copago? Si se analiza la
entrevista, no hay que ser un Gabilondo para comprender que es un discurso
político vacío de contenido, el mismo de siempre: no le corresponde a una
empresaria hablar de conquistas sociales, que para eso ya están la consejera o
la presidenta de la Junta. A
una gerente le corresponde hablar de lo que nunca va a hablar en público: de la
realidad.
La realidad es que acabo de pedir cita para mi médico de
familia vía web: como muy pronto me la dan para el viernes 22 a las 8.24 h., y escribo
esto un martes por la noche. Imaginen que tengo 39 grados de temperatura; yo
pensaba tomarme un paracetamol e ir mañana a mi médico. Pero al viernes no
llego con esta incertidumbre y con este mal cuerpo. A urgencias, del tirón
(según un jefe de servicio del Carlos Haya entrevistado por este diario en
2012, se atendían en urgencias “229.000 emergencias que no lo son”).
La realidad es que un anciano muy enfermo prefería irse a
casa esta mañana antes de estar dos días encamado en urgencias del hospital
esperando cama en planta, como le ocurrió el mes pasado, soportando el ruido de
mil monitores y el tren de actividad que se desarrolla en un servicio que atiende
emergencias sanitarias. La realidad es que muchos pacientes se quejan de que en su
centro de salud raramente los ve el mismo médico, el suyo, dos veces seguidas. La realidad es que muchos usuarios se quejan de que no
pueden esperar a la cita del especialista, a meses vista. A urgencias, del
tirón.
La realidad es que hay más médicos sin plaza que con plaza, y
aunque Cortés hable de trabajo “fijo en un porcentaje muy alto” éste no llega,
ni de lejos, al 50%. La realidad es que la empresaria contrata al 75% de jornada
y de salario, con suerte, de mes en mes, o de tres en tres meses. Y la realidad es que esos profesionales no se acuerdan de esos
pequeños detalles cuando trabajan.
En eso lleva razón: no son las nóminas de los médicos las que repercuten en el paciente, como reza el titular de la entrevista: son los intereses de otros.
En eso lleva razón: no son las nóminas de los médicos las que repercuten en el paciente, como reza el titular de la entrevista: son los intereses de otros.
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