A este ¿quién lo ha votado?
HÉCTOR MUÑOZ.
MÁLAGA
Felipe de Borbón es rey por herencia y por la
Gracia de Dios. No tiene problemas de urnas ni de papeletas. Las lleva todas.
Todo un nepotista legal.
Felipe VI durante su discurso televisado el 3 de octubre de 2017 / FUENTE: CASA REAL |
Vive como un rey y ahora se dedica a la política. No le basta con hacer ventajosos tratos
con sus amiguetes, los sátrapas saudíes. No parece que le quiten el sueño los
crímenes de estado, ni las violaciones de los derechos humanos más básicos ni
la financiación del terrorismo yihadista. Salmán también es rey, y ya se sabe: buen
rollito entre monarcas y nada de molestar por minucias irrelevantes.
Lo que sí le preocupa es la cuestión catalana, que para eso es conde de Barcelona, entre los
más de 30 títulos que posee. Todos por herencia, claro. Se ve que el hombre
está necesitado de protagonismo y no ha querido ser menos que Letizia, Cristina
o Iñaki, líderes del mundo rosa ─la primera─ y del mercado negro ─los otros dos─.
Así, ha
decidido tirarse al fango político con un discursito de seis minutos. La única
novedad del contenido es que no ha dicho nada nuevo ni original. El mismo que
hubieran firmado Rajoy, Rafael Hernando, García Albiol, Albert Rivera o Susana
Díaz, que, como todo el mundo sabe, son la vanguardia del progresismo.
Pero más que sus palabras, mil veces repetidas ─y articuladas
con esa cadencia boba, tan borbónica─, lo verdaderamente llamativo ha sido su lenguaje gestual: dedo acusador,
mano abierta tipo Franco y ¡puños fuera! Después de verlo, cualquiera diría que
sueña con practicar el nuevo deporte nacional: dar hostias a los catalanes.
Algo más que tortazos ya se encargó de repartir su ancestro, Felipe V, cercando
y asaltando Barcelona el 11 de septiembre de 1714. Felipe y Cataluña no riman
nada. Sangre y masacre, sí. El Borbón prefiere llamar a todo esto «asegurar el orden
constitucional», un eufemismo envenenado de quien dice defender «el derecho de
todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común». No se
referirá, seguramente, a la Gracia de Dios, la gran hacedora de su reinado.
Tenía el monarca tanta prisa por aparecer en el
plasma que olvidó un pequeño detalle: su propio papá, hoy emérito, firmó y
ratificó el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos en 1977, publicado en el BOE el 30 de abril de ese mismo año, y actualmente en vigor. Su artículo 1.1 no tiene
desperdicio: «Todos
los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho
establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo
económico, social y cultural».
Ratificación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos / BOE |
Artículo 1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos / BOE |
En cuanto a
su jerarquía jurídica, José Manuel Serrano Alberca ─letrado de las Cortes
Generales─ escribe en la web del congreso: «Hemos mantenido que el tratado tiene un rango superior a la ley y que
esta afirmación se deriva del último inciso del artículo 96.1. de la Constitución Española».
Ya se sabe que los reyes no se ocupan de estas
menudencias. ¿Para qué? Si, al fin y al cabo, heredan el cargo. Felipe VI es un
gran demócrata, como su padre.
Pero ¿quién los ha votado?
Boquita de piñón...no se te ha escapado ni una coma. Pero puede que el significado que le das no sea el que le da este hombre....por mucho que su padre lo hubiera ratificado. Aunque nada tengo que objetar a esa puntualización tuya, los términos son bastante polisémicos...véase http://www.eldiario.es/zonacritica/Cataluna-derecho-autodeterminacion_6_661843839.html
ResponderEliminarLo primero, muchas gracias por tu lectura y tu comentario. Efectivamente, la interpretación, aplicación e imbricación jerárquica de ese y otros muchos tratados y pactos internacionales, referentes a derechos humanos y asumidos en nuestra legislación, son materia de debate jurídico dentro de una jungla difícil de desbrozar, no solo para los que no somos expertos en la materia, sino también para los que sí lo son. O se dicen ser. Todo depende también del momento político; se tiende a "barrer para casa" cuando los vientos soplan de frente, como viene siendo la cuestión de Catalunya. En cualquier caso, me he aferrado a esa manifestación parcial del letrado de las Cortes para, al menos, hacer notar que la supuesta ilegalidad del 'procés' no es un dogma de credo obligatorio. Un saludo y gracias.
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